Claro que me siento sola,
algunos días, algunas horas, algunas noches.
Y me pregunto: ¿qué tanta soledad habrá de aquí a mi muerte?
Y sube la fiebre, el terror, la piel caliente.
El aire se va.
Y debo recordar que estoy bien.
Usar las técnicas de terapia,
escuchar a las otras Amarantas.
Algunas veces solo quiero robarle a alguien su cerveza,
acurrucarme en unos brazos,
ver tele a su lado,
cantar en su carro.
Algunas veces quiero aprender a hacer otro tipo de pasta,
probar un restaurante,
intentar (poquito) aprender a bailar salsa.
Claro que es obvio, en muchos momentos,
que la vida de a dos es más sencilla.
Alguien con quien hablar de la película,
alguien que te mande música,
alguien que acaricie mi mejilla.
Claro que me siento sola,
algunos minutitos, algunos segundos, algunas semanas.
Algunas veces quiero que me toquen y me digan que me veo linda.
Quiero tocar a alguien,
y perderme en él un rato.
Es lo normal, lo esperado.
Pero no es todo.
El viento sigue, el sol es hermoso,
sonrío, y amo.
Tengo amigos, tiempo, letras…
y soltería, soledad. Tristeza.
Es un todo.
Soy un todo.
Y claro que quisiera, a veces, ser tan solo la mitad de un algo.
Pero.
Por el momento.
Esto es lo que tengo.